Tupper Sex
La semana pasada me invitaron a un Tupper Sex. El primero al que asistía. Y lo hice con una mezcla de curiosidad y escepticismo. Personalmente los aparatitos de plástico no me ponen nada, de hecho me causan bastante rechazo si la idea consiste en utilizarlos a solas. Contemplar esos enormes falos dotados de las más extrañas y antiestéticas tecnologías, con ruedas metálicas, bolitas y 20 posiciones no causaron en mi el efecto esperado por la comercial, que animó la velada con interesantes anécdotas personales. Cuatro maridos, adicta al ejercicio con bolas chinas y con una piel sedosa gracias a un lubricante vaginal, son buenas razones para convertirte en organizadora de noches de látex y cuero. Y no digamos de los dilatadores anales... Ni Christian Grey hubiese logrado que me animara a probarlos! La visión del cuarto rojo de placer se convirtió al instante en una mazmorra de la edad media. Ungüentos de olores y sabores para camuflar el olor y sabor de la madre naturaleza. Conejitos, ...