Sobrevivir a la Navidad
He sobrevivido!
He sobrevivido a las predicciones apocalípticas que anunciaban el fin para el 21 de Diciembre, he sobrevivido al cambio que hubiese supuesto, ganar un buen pellizco en la lotería del día 22 (lo que es un milagro, es la resistencia de mis dedos, después de horas de tenerlos cruzados!), he sobrevivido a los primeros días de Navidad!
Día 24 de Diciembre del 2012, hora: 17.00, lugar: minibaño, estado: luchando por hacerme sitio entre secador, planchas, maquillaje, y demás utensilios, que me propongo, sean capaces de hacer el trabajo de un buen cirujano sin anestesia ni bisturí.
Una vez comprobado, que los milagros no existen, o por lo menos no me ayudaran a cambiar lo que el puñetero espejo se empeña en decirme, me encamino a casa de mi hermana, como cada año...
A pesar de llegar horas antes que el resto de invitados, con el firme propósito de que mi colaboración sea finiquitada, antes de que la casa sea tomada por los comensales hambrientos, los 120 canapés no empiezan a ser una realidad hasta que la cocina es invadida por las generosas muestras de ayuda de 8 personas, 16 manos, gritos, risas y mi desesperación! Aghhh!!
La mesa es presidida por los mayores, con sus habituales conversaciones de enfermedades, operaciones, muerte, entierros... y alguna crítica sobre la comida, que convierte a la anfitriona en un inquietante ser, a medio camino entre Gollum y el antológico Satán.
La disc jockey oficial, que no ha sido democráticamente elegida para un cargo de tamaña responsabilidad, nos deleita con una selección de villancicos ochenteros, seguidos por los éxitos de algún verano casi olvidado, y rematado (rematada yo, y mis oidos) por la "musicalidad" del incomprensible exitazo de algún reggaeton.
Yo me dedico a vaciar mi copa, hasta que algún comentario al respecto, me recuerda que tengo a mi hijo sentado a mi lado, y la mamá responsable se levanta en busca de coca cola.
Llega el momento de los postres, y los polvorones de canela me llaman con una vocecilla siniestra que rezuma dulzura... Ay! Mi sexy barriguita me advierte, pero es demasiado tarde... mi fuerza de voluntad no se presenta hasta pasadas ya las 00.00. Mi vestido no se ha convertido en harapos, como el de Cenicienta, pero es innegable, que ya no me sienta tan bien... mi estómago, inexplicablemente, se ha inflado como un globo.
Pero llega Papá Noel! Y a mi peque le crece la sonrisa, y cada desgarro en el papel, suma una alegría más, y su risa lo llena todo, y no queda nadie más en el salón... él es el protagonista absoluto!
Día 25 de Diciembre del 2012, hora: 11.30, lugar: mi cama, estado: abro los ojos y compruebo que mi hijo me está mirando... de repente se abalanza, me rodea con sus brazos y largas piernas, y declara:
-Mamá!! Te quiero!!! Y yo... qué decir? Yo soy inmensamente FELIZ!!
He sobrevivido a las predicciones apocalípticas que anunciaban el fin para el 21 de Diciembre, he sobrevivido al cambio que hubiese supuesto, ganar un buen pellizco en la lotería del día 22 (lo que es un milagro, es la resistencia de mis dedos, después de horas de tenerlos cruzados!), he sobrevivido a los primeros días de Navidad!
Día 24 de Diciembre del 2012, hora: 17.00, lugar: minibaño, estado: luchando por hacerme sitio entre secador, planchas, maquillaje, y demás utensilios, que me propongo, sean capaces de hacer el trabajo de un buen cirujano sin anestesia ni bisturí.
Una vez comprobado, que los milagros no existen, o por lo menos no me ayudaran a cambiar lo que el puñetero espejo se empeña en decirme, me encamino a casa de mi hermana, como cada año...
A pesar de llegar horas antes que el resto de invitados, con el firme propósito de que mi colaboración sea finiquitada, antes de que la casa sea tomada por los comensales hambrientos, los 120 canapés no empiezan a ser una realidad hasta que la cocina es invadida por las generosas muestras de ayuda de 8 personas, 16 manos, gritos, risas y mi desesperación! Aghhh!!
La mesa es presidida por los mayores, con sus habituales conversaciones de enfermedades, operaciones, muerte, entierros... y alguna crítica sobre la comida, que convierte a la anfitriona en un inquietante ser, a medio camino entre Gollum y el antológico Satán.
La disc jockey oficial, que no ha sido democráticamente elegida para un cargo de tamaña responsabilidad, nos deleita con una selección de villancicos ochenteros, seguidos por los éxitos de algún verano casi olvidado, y rematado (rematada yo, y mis oidos) por la "musicalidad" del incomprensible exitazo de algún reggaeton.
Yo me dedico a vaciar mi copa, hasta que algún comentario al respecto, me recuerda que tengo a mi hijo sentado a mi lado, y la mamá responsable se levanta en busca de coca cola.
Llega el momento de los postres, y los polvorones de canela me llaman con una vocecilla siniestra que rezuma dulzura... Ay! Mi sexy barriguita me advierte, pero es demasiado tarde... mi fuerza de voluntad no se presenta hasta pasadas ya las 00.00. Mi vestido no se ha convertido en harapos, como el de Cenicienta, pero es innegable, que ya no me sienta tan bien... mi estómago, inexplicablemente, se ha inflado como un globo.
Pero llega Papá Noel! Y a mi peque le crece la sonrisa, y cada desgarro en el papel, suma una alegría más, y su risa lo llena todo, y no queda nadie más en el salón... él es el protagonista absoluto!
Día 25 de Diciembre del 2012, hora: 11.30, lugar: mi cama, estado: abro los ojos y compruebo que mi hijo me está mirando... de repente se abalanza, me rodea con sus brazos y largas piernas, y declara:
-Mamá!! Te quiero!!! Y yo... qué decir? Yo soy inmensamente FELIZ!!
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