Bienvenida al 2013

Siguiendo el curso de los últimos meses del 2012, decidí terminar el año reinventando esa noche. Rompí con tradiciones familiares, asumiendo las consecuencias que se derivaron de tamaña valentía, y despedí ese fatídico año laboral, con amigos practicamente estrenados (no por ello menos importantes...), y la persona que, con paciencia, ha teñido mis días grises con todo el abanico del pantone.
Brindé por las nuevas oportunidades, que empiezan a ser una rutina en mi vida, por la ilusión aún presente, por lo que me deparará el nuevo año, por el primer beso recibido, por la voz aguda al otro lado del teléfono, deseando a su mamá feliz año...
Puedo decir que fue una buena noche, que las ausencias no se compensaron, pero fueron más llevaderas que otros años.
Pues bien, el día dos, mi cuerpo de treinta y tantos, me recordó que ya no es una buena idea enfundarse en un minivestido, en pleno invierno, por mucho fin de año que sea.
Si existiesen tiendas de venta y compra de mocos, como las hay de oro, a estas horas ya me estaba yo riendo de la puñetera crisis! Dios mio!! Es increíble lo que puede dar de sí una simple nariz!!
El "estas guapísima" (por triplicado!) que recibí el 31, debería poder enmarcarlo, para volver a él cada vez que me asomo al espejo. Para las ojeras de noches insomnes, suena que te suena, no existe corrector alguno que las disimule, mi nariz ha decidido pasar del trapecio e irse al camerino de los payasos, los ojos me lagrimean, mis labios están agrietados de los continuos intentos de respirar,... Me despierto por las mañanas, buscando a tientas el inhalador, enterrado bajo una montaña de clinex... Soy todo un espectáculo!
Y para colmo, me he convertido en una proscrita...
-Nada de besos, que me contagias!!
-No te acerques al niño, que no quiero que se ponga malito! A distancia!!!!
-Ufff!!! Yo no quiero virus cerca! (esto ya a gritos, porque en cuanto ha visto el clinex, creo que ha levantado el vuelo... o serán los mocos que han invadido mi cerebro y me hacen alucinar?)
Hoy he ido a una prueba para una oferta de trabajo y mi mayor preocupación, era poder resistir la tentación de enjuagar mi apéndice nasal cada cinco minutos, con el consiguiente temor de que no resbalara, indecorosamente, ninguna gotilla rebelde.
Dicen que el cuerpo es sabio, y el mio además, debe estar al tanto de mi cuenta corriente, porque milagrosamente, he respirado con normalidad durante dos largas horas!
Eso sí, en cuanto mis posaderas se han dejado caer en el asiento del coche, la caballería de la mucosidad ha descargado toda la artillería pesada! Traición!! Aghhhhhh!!!!!!


Comentarios

Entradas populares de este blog

TWERKING

El talento anónimo

Tupper Sex