Kit Antiestrés

Vaya semanita! Los adictos a la información se sorprenden día a día, de la gran capacidad de sorpresa que tenemos los humanos.
Y la sobredosis de espanto está aumentando los niveles de estrés.
Somos muchos los que hemos pasado en los últimos tiempos, de sentirnos algo nerviosos, a comprobar como el cuerpo sucumbe a horas insomnes, pensando en soluciones descabelladas para sobrevivir al caos de una nueva realidad. En el último año he visitado a mi médico de cabecera, prácticamente las mismas veces que visité a mi ginecólogo cuando estaba esperando a Hugo. Y la respuesta siempre es la misma. Un estado de estrés excesivo hace que tus defensas bajen... Pues tal y como está la seguridad social, tendré que encontrar la manera de hacerme con un ejercito nuevo, ya que el mío se pasa más tiempo en huelga que trabajando.
La falta de tiempo y sobre todo de ingresos suficientes, hacen imposible las opciones típicas para aligerar mi mochila de preocupaciones. Gimnasio, clases de danza árabe (Ay! cómo hecho de menos reírme de mí misma intentando mover mis inexistentes caderas cual Shakira ante Piqué), noches de baile con una copa en la mano... aunque después de mi última salida se me quitaron las ganas... deberíamos ser como los cubanos y prohibir el reggaeton!
Me queda el recurso que me ha acompañado desde niña.
Hace tres días, una mezcla de ira, tristeza y cansancio, amenazaban con desdibujar la sonrisa que me obligo a ejercitar todos los días (prefiero arrugas en las comisuras de los labios, que entre las cejas).
A las diez y media de la noche, concluí que debía cortar de raíz con los pensamientos autodestructivos que ya desplegaban las tiendas de campaña en mi cabeza.
Llené la bañera justo al límite, me preparé un chai tea latte, mis cigarrillos y mi novela favorita desde que la descubrí a mis inocentes doce años. Cumbres Borrascosas.
Catherine sucumbiendo a la pasión frente a lo racional, Edgar Linton intentando endulzar al hipertenso que sueña con puñados de sal... el fantasma del pasado que vuelve a buscarte...
Sumergirme en la ambigua maldad/bondad de Heathcliff, mientras mi cuerpo aligera su peso bajo el agua, es el tratamiento antiestrés más eficaz y barato! 
Tras una hora, y con un parecido asombroso a un garbanzo, quito el tapón de la bañera.
Mientras el agua se desliza hacia abajo, mi sonrisa vuelve a aparecer.
Ya es hora de ir a la cama y hoy dormiré con el sueño profundo de un bebé.
Es domingo y la semana roza su fin.
Perdonad, pero tengo que dejaros... el agua empieza a acercarse peligrosamente al borde.




Comentarios

  1. Excelente articulo! Me hizo reir y seguire tu receta : )

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    1. La receta es del todo segura. No hay manera de equivocarse!
      Gracias por tu visita!

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