Pequeños maestros, grandes lecciones.

Ubicación: La mini cocina de mi casa.
Estado: Histerismo propio, que da cocinar 3 platos a la vez para un pequeño devorador de 9 años. (ya, ya, está en edad de crecer, pero como siga a este ritmo, lo envío a casa de los abuelos para que lo alimenten!)
Mientras yo sigo con mis malabares, Hugo divaga en voz alta.
-Y si te haces famosa, me comprarás cromos para el álbum? Y ganarás suficiente para comprarme un skylander? Mis amigos fliparán!!
Yo me giro, con el temor de que las croquetas acaben achicharradas, y empiezo una de esas charlas sobre la realidad, intentando bajar a Hugo de esa nube en la que anda subido...
Pero la vocecilla aguda de mi hijo interrumpe mi monólogo con un:


Y me quedo muda... (los que me conocen, saben que eso es casi imposible).
Hugo empieza con la ensalada, yo vuelvo a las croquetas, pero mi cabeza no para de darle vueltas a esa gran frase, dicha por una voz menuda, pero que no le resta ni un ápice de razón.
Yo, que me enorgullezco, de no haber perdido la capacidad de soñar, que sigo alimentando la ingenuidad característica de la niñez, que he trabajado con tenacidad, la imaginación de mi pequeño, que creo posible conservar a Peter Pan a pesar de arrugas, a pesar del tiempo...
¡Qué fácil resulta soñar cuando tu mundo se desliza por aguas tranquilas!
Más fácil resulta, dejarse envolver por el pesimismo, de un mundo que se empeña, en estos momentos, en mostrar su peor cara.
Los adultos nos creemos con el derecho y la obligación de decidir el momento adecuado, para dejar volar a nuestros hijos por mundos imaginarios. A sus 3 años, les animamos en su idea cuando anuncian que serán astronautas, a los 10, les recordamos que si no estudian muuucho nunca lo serán. A los 20 nos inculcan el valor de algo en peligro de extinción: "trabajo fijo". A los 30 empiezas a ir regularmente al estanco a "echar la primitiva", y a los 40 te lamentas, con el argumento infalible de que nuestros padres lo tuvieron mejor...
Hasta a las trapecistas sin red, en algún momento, se nos olvida cómo soñar.
Menos mal que tengo a ese pequeñajo!
Ubicación: Mi cama de 1.50 mt
Estado: Espachurrada, con los pelos propios tras una lucha de cosquillas, hecha un nudo con las piernas largas de un enano que se parece demasiado a mí.
-Te imaginas? Compraríamos una casa con piscina, y tendrías una sala de juego con todo lo que quisieras, y haríamos fiestas de pijamas con todos tus amigos! Y seremos coautores de una colección de cuentos, tú dibujando tus monstruitos, yo escribiendo... Seremos famosos!!!



































































Comentarios

  1. ¡Qué listo, Hugo! La vida es sueño y el sueño es vida. Y la realidad es la suma de todo.

    ResponderEliminar
  2. Los hijos no lo es todo, no seais tan limitados. La vida tiene un montón de cosas buenas e interesantes.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Totalmente de acuerdo contigo. Los hijos no lo son todo, por supuesto!!
      Pero los que hemos elegido ser padres, nos maravillamos de lo que nos aportan... y eso es enriquecedor!

      Eliminar
  3. Ha muchos les gustaría que perdiéramos la capacidad de soñar, porque eso nos dejaría totalmente sometidos a sus "santas voluntades". Lo intentan ferozmente, creando un ambiente negro, una neblina espesa que no nos deje ver lo que realmente es. Personalmente, sigo pensando que los sueños pueden hacerse realidad, solo hay que dejar de creer en lo que nos han dicho que debemos creer, y comenzar a creer en todo lo que una (o uno) lleva dentro.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Antonia.
      Somos muchos los que seguimos soñando...

      Eliminar
  4. Hola...no tengo el placer de conocer a Hugo pero coincido total y absolutamente con el....yo le dije el domingo al hijo mayor de mi hermana que viviremos en dos pedazos de casas, una junto a la otra , y que una tendrá poiscina y la otra mini golf!!! Besos...no creas que os he olvidado...nada más lehor de la realidad...pero también hay que esperar...esto es lento. Un besazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A Hugo le encanta el minigolf!! Espero que nos invitaréis...
      Nosotros estaremos encantados de que vengáis a disfrutar de su sala de juegos, luego comeremos en el jardín y podemos terminar con un chapuzón en la piscina o en el jacuzzi, jajaja!
      Seguimos soñando....
      Un abrazo!!

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

El talento anónimo

TWERKING

El tren de la vida